Arte y Espectáculos

Roberto Moldavsky : “Se que es incómoda, pero no me van a bajar la bandera del humor político”

"Me permito reírme de mí primero y después de todo el mundo" asegura el exitoso comediante. Promete risas al por mayor en sus shows del fin de semana de Carnaval en el Teatro América.

Desde los primeros días de marzo de 2020 que Roberto Moldavsky no disfrutaba de Mar del Plata. Recuerda que, por mucho tiempo -y pandemia de por medio- el último ticket que vendió, fue aquí, un 29 de febrero de aquel año. “En otra vida, porque… ustedes eran muy chicos, pero antes de la pandemia…”, ríe.

Dos años después, mientras se ajustan todos los detalles para su regreso a las tablas locales, en el Teatro América los días 25, 26 -dos funciones- y 27 de febrero, aprovechó para reencontrarse con los lugares y las personas que “me hicieron emparentarme mucho con la ciudad”.

Tras una gira que en enero lo llevó a Uruguay, llega con su banda “La Valentín Gómez” y su nuevo show “Método Moldavsky”, en el que se mete de lleno con el humor político.

“Se que es incómoda, pero no me van a bajar la bandera del humor político, me encanta” asegura el humorista que dice estar viviendo su tercera vida -“la definitiva, espero”, según aclara-, en una charla con LA CAPITAL, matizada con chistes, anécdotas, ocurrencias y reflexiones. Entre sus análisis reconoce que el público argentino “está por sobre todos”. Y explica: “Es vivo, entiende el doble sentido, tiene una gran escuela humorística, es exigente -por lo menos el mío- el público argentino me encanta”.

Por eso disfruta doblemente de este reencuentro. “Los últimos días que estuve en Mar del Plata estábamos viviendo un momento hermoso, una felicidad tan grande, porque habíamos ganado el Estrella de Mar, tuvimos que agregar funciones que estaban estalladas, estábamos en un mundo hermoso, entonces vino la pandemia y fue tan brusca porque veníamos de muy arriba, nos agarró en la subida de la montaña rusa”, recuerda.

Si bien en noviembre del año pasado se hizo una escapada para acompañar el preestreno en el Festival de Cine de la película “Ex casados”, con la que debutó en la actuación junto a Jorgelina Aruzzi, ahora se tomó un tiempo para disfrutar, como en aquellas dos exitosas temporadas, entre nota y nota promocionando el espectáculo. “Tenemos un bloque sobre la pandemia, que es lo más divertido del show” asegura.

“No nos reímos de la enfermedad pero sí de eso de pasarle virulana al salamín”, comparte serio pero en clave de humor, sosteniendo que “me quedó un trauma, si veo a alguien que se pone alcohol en gel creo sabe algo, que por algo se está poniendo… y me pongo yo también. De eso nos reímos mucho, no de la enfermedad”.

Moldavsky reconoce que tuvo mucho trabajo durante el tiempo de aislamiento, pero “fue muy duro para muchos, la pérdida de seres queridos, el encierro. Y en mi caso, me encantan la tele y la radio, pero donde yo soy yo es en el teatro y me estaban sacando lo mejor de mí. Yo decía, ‘no hay helado pero hay gelatina… es el postre, pero no es lo mismo”, reflexiona y se ríe a la vez.

– Pero además de la pandemia en este show profundizás en el tema de la política, que siempre lo has hecho, pero pocos se animan hoy.

– Y, porque la grieta está muy pesada. Yo ya sé qué spot están pasando en la radio de acuerdo a los insultos que recibo en Twitter. Nosotros no nos asustamos por eso. Este nuevo bloque político que armamos termina con una comedia musical que compusimos especialmente y está increíble. Yo arranco desde que Alberto dijo que eran dos semanas de aislamiento y pasamos de todo, con Macri diciendo que a las 7 de la tarde se pone Netflix y se olvida de todo en el peor momento del país, le doy a todos, a Milei, al que se me cruce. Y al Fondo Monetario que es peor que te preste plata tu suegro: te cae en tu casa y se fija si te compraste una tele, qué hay en la heladera o si estás comiendo salmón, es la peor sensación del mundo.

– Además de insultos en redes, ¿te da sinsabores hacer humor político?

– Yo no voy a resignarme, me encanta el humor político, existe en el mundo, acá existió siempre, todo el mundo sabe que soy un admirador de Tato Bores de toda la vida, de modo que esa bandera no me la van a bajar. Sé que es incómoda, me trae algunos sinsabores, pero… ¿viste que dicen que el humorista mira al que no se ríe, aunque haya 900 personas riéndose y uno no? Esto es igual, la inmensa mayoría de la gente se ríe, aplaude en el teatro y se olvida por un rato, y se está riendo del mismo por el que se pelea con la familia. Y es una manera también de bajarle dos cambios a la grieta.

– El hecho de hacer humor con vos mismo, con tu familia, tu comunidad, haber arrancado por ahí ¿Creés que te da un paraguas, un aval para hacer humor con lo que se te ocurra?

– Es que el humor judío tiene una gran virtud, que se ríen de si mismos. Tenemos tantos quilombos que no llegamos a mirar a otro lado, hay mucho autorreferencial, mucho nos reímos de nuestras desgracias y eso lo tengo muy incorporado y lo utilizo… pero no vamos a reírnos toda la noche de mí, vamos a reírnos de todo también. A mí, los políticos -salvo alguna excepción alguna vez que estaban muy en campaña y yo tenía un spot en la radio un poco fuerte- se ríen, vienen a verme, me escriben, me alientan, pasa en todas las disciplinas. En una época yo me reía de los runners, ¿qué hacen a las 7 de la mañana fosforescentes, parecen marcianos?, ¿dónde está la nave, a dónde van?’ y una vez uno me dijo, “ves, por eso estás así, te va a dar un infarto…”. A ver, amigo, si me estoy riendo del proctólogo ¿cómo no me voy a reír del runner? Yo me permito reírme de mí primero y después de todo el mundo. La mayoría de la gente lo toma bien.

– Este rubro del humor político ¿Te demanda estar muy informado, leer, mirar mucho?

– Tengo que leer todos los diarios, veo todos los canales y si hay una declaración la voy a escuchar de los dos lados. Es genial, pasa algo muy loco, por tomar un ejemplo, Alberto toma una medida, vos lees a los medios partidarios o afines y hablan del Presidente tomando una medida valiente, sobre lo mismo, lees un medio del otro lado y hablan otra vez de una mala medida. Pero leo de todo, siempre me gustó, me gusta la política, es un tema que me interesa, cómo de la misma noticia, uno la agarra para un lado y otro para otro y yo ahí es donde encuentro los recovecos.

– ¿El estudio, tu carrera, te influyen, te ayudan?

– Estudiar sociología o enfermería no cambia, el hecho de ponerte a estudiar algo te abre la cabeza, soy un convencido. La sociología te abre la cabeza en el sentido de los grupos humanos, la gente y sus conductas y evidentemente algo me dio. No es que yo estoy con el libro de sociología al lado, pero algo me dio. Creo que yo ya era atento y me lo agudizó. Pero lo que hago es ponerle mucho humor a eso porque no me alcanza con descubrir el fenómeno de la sociedad… En la pandemia los argentinos empezamos a acumular papel higiénico y el maple de huevos… el mundo compraba agua mineral, conservas, y el argento sale a comprar papel higiénico y huevos y yo también me compré un maple de huevos… ¡y vivo solo! Yo digo, llega el fin del mundo y quieren tener el culo limpio y huevo frito… es genial, es fantástica la mentalidad argentina… y todo el mundo opinando…. el taxista que me decía no me gusta como anduvo la fase tres de la Sputnik… ¿Qué? No sabés ni dónde tenemos que doblar y sabés de fase tres? Todo eso es muy argentino, me causa mucha gracia y me gusta llevarlo a los shows.

– Has hecho show en otros países, eso, tan ligado a nuestra idiosincrasia, ¿cómo te resulta, por ejemplo en Israel -donde viviste- o en España o en Irlanda?

– El israelí, ya que lo mencionás, tiene un humor muy ácido, son ácidos, quizás por todas las situaciones que han vivido, van al hueso con cosas que yo no me atrevería a decir. Yo he visto algunos sketches en la tele que son terribles, pero ahí encuentro mucho público latino. Y, te digo algo, donde sea que vaya, yo llevo lo mío. A mí una vez Santi Rodríguez, un cómico español, cuando estaba de gira me dijo algo que me abrió la cabeza: “Si vas a venir acá a decir gilipollas en vez de boludo quedate en tu casa. Acá venimos a escuchar a un humorista argentino”. Obvio que me adapto, trato de que me entiendan, pero este es el humor argentino y eso es lo que tengo para darles. Y eso aplica a Costa Rica, a Londres o a Dublín -donde fue mucho público latino, no es que los británicos o los irlandeses fueron- pero si en España donde tuve mucho público español. Entendí que iba por ahí.

– El humor es algo que desarrollaste de chiquito, pero has dicho mucho que antes de dedicarte al humor has vivido varias vidas, ¿creés que esta es la definitiva?

– Sí, espero que sí, que no tenga que volver al Once. Es la que más me gusta de todas las vidas que pasé. El otro día me escribía alguien diciéndome que la historia loca de mi vida no está en el Once, está en Israel ordeñando vacas y nunca lo había pensado hasta que me lo empezaron a marcar. Tuve por lo menos tres vidas muy diferentes pero evidentemente toda esa riqueza me permite tener un humor muy diverso por todas las cosas que pasé.

– ¿Podés hacer humor con cualquier tema, incluso lo doloroso?

– Si bien hago humor de muchos temas hay temas que no, me cuesta mucho. Ciertas enfermedades, el tema del Holocausto, desaparecidos, no sé, puede que en una mesa interna de familia si hacen un chiste negro me ría, pero no me da para meternos en eso. Nosotros perdimos un músico, Martín y me costó… nos costó mucho vivir ese proceso, era un tipo tan gracioso de tan buen humor, que vamos al show pensando en él, recordando cosas de él, lo estamos convirtiendo en una droga positiva que nos estimula a hablar de él en los shows.

– Lo de la estafa telefónica sí lo vas a incorporar.

– Lo de la estafa es muy loco, porque me di cuenta solo, sin hablar con nadie, apoyando la cabeza en la almohada como en esas películas que el tipo se da cuenta que lo cagaron. Me levanto, quiero entrar a mi mail y veo que me cagaron.

Entonces, por el horario, hice una movida un poco rara, llamé a Estados Unidos, a Google de allá, acá también me ayudaron y como fui rápido, no fue grave, pero después vi que están a full, no dan abasto. Justo me cae el whatsapp de la tercera vacuna… la estaba esperando… después me la di, cuando me estaban por poner la vacuna, le preguntaba ¿vos sos vos, esta es la vacuna? Lo del a estafa obviamente lo voy a sumar y me voy a reír de mí y voy a ver de qué manera lo llevo al show porque cuando decido dar a conocer lo mío, que es contraproducente porque muchos dicen ‘ah, el boludo este, tan vivo, que parecía’, pero me di cuenta que es una cosa que nos puede pasar a todos, de hecho pasa. Y es avisar, lo quiero hacer viral y que a los tipos les cueste un poco más. Quedar como un boludo… si alguno tenía dudas lo confirmó… (risas).

– ¿Qué te afectó más de todo el hecho?

– Yo por suerte pude revertirlo y no me tocaron nada y cambié todo y me enseñaron cosas que ni sabía, pero fue duro y me sentí muy mal por todo lo que dependo del teléfono. ¡Es fatal! No te digo que te roben.. lo perdés y no dormís, estás angustiado, ¿cómo puede ser? La vida está en ese aparatito. Rottemberg me decía ‘vos te reías de mi cuadernito, ¡ahí tenés!’. Tiene razón.

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